Este es mi cuerpo, mi verguenza, mi resistencia.
Y los granitos que se quedaron por siempre pegados en mi pecho, cerca de mi corazón, para recordarme que las normas corporales se desaprenden, para regalarme un pedazo de asco cuando me tocan deliberadamente desde la boca hasta la entrepierna, dejándome disfuncional, sin erección, sin una apertura carnal que invite un encaje permanente.
yo habito mi cuerpo y lo entrego y lo desfiguro y lo sobre expongo y lo regalo y lo duermo y lo destrozo y lo impurifico y lo transformo porque es mio, es mi territorio de desborde, con el hago y deshago, con el como , mastico, amo, siento, con el me avergüenzo tanto tanto por esas ganas que tiene de querer siempre expandirse verticalmente a la altura de las costillas, la espalda, por no dejar que entre nunca nada nada nada y me quedo tan triste cuando me arriman y me miran desde abajo condescendientes paternales aburridos.
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