Una boquita que se trasluce, que enseña como se mezcla lo que come, revuelve por una lengua que se agita y que lubrica sin cansancio, que se entretiene repartiendo jugos sobre otros pedazos de piel que no le pertenecen, que se irritan, y que después se gasta medio día llorando, abrumada por la culpa de un beso sin amor. Una boquita que muestra como bate un número incontable de veces, como muele entre mordiscos, como desgarra, como rompe, que se avergüenza de tanta exposición, que intenta taparse con lo primero que encuentra
No hay comentarios:
Publicar un comentario