Si supiéramos de donde viene el agua podríamos tapar las goteras, pero somos tan inútiles tan desentendidos, tan incapaces que terminamos con los pies arrugados y con neumonías que nos tienen los pulmones de colores. Debemos de alguna forma terminar con este escurrimiento, con esta corriente que recorre la pieza, que se instala debajo de la cama y arrastra zapatillas y basuras antiguas, hay que detener estos flujos que terminarán desintegrando la falsedad en que nos sumergimos, no podemos permitir que el agua nos cubra la boca, que nos moleste en la visión.Hay que asumir que no estamos capacitados para nadar, que no estamos capacitados para nada que involucre el sincronizado movimiento de nuestras carnes, hemos descubierto la incapacidad de nuestro cuerpo de seguir órdenes y por eso el agua es siempre un peligro y no una posibilidad. Hay días en que me levanto, en la mañana, enojado porque dormí pésimo, enrollado en formas extrañas, como un origami o una plasticina de colores mezclados y grasientos, y pongo los pies en el suelo, y el frio es tan profundo que caigo, y termino dando botes, saltando con la boca abierta, como los peces en la orilla de un río, o en la malla de un pescador que prepara el fuego y el cuchillo para faenarme completo.
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